La mirada es el espejo del alma y, a raíz de la pandemia y el uso generalizado de las mascarillas, los ojos han sido la parte del rostro más sobreexpuesta a los demás. Tanto, que se han convertido en la principal tarjeta de presentación en nuestras interacciones sociales. Lo que más se ve de nosotros mismos cuando, por ejemplo, mantenemos una videollamada de trabajo frente a las cámaras.
Por esta razón, entre otras, las consultas sobre intervenciones de ojos y párpados se han multiplicado en las clínicas de cirugía estética. La blefaroplastia, también conocida como lifting de ojos o lifting de párpados, se ha convertido en uno de los tratamientos de cirugía facial al que más se someten -ellas y ellos- desde que comenzó la pandemia.
¿Cuáles son los principales beneficios estéticos de la blefaroplastia?
Para empezar, es una intervención orientada a un rejuvenecimiento integral de la mirada. Gracias a la misma, el cirujano extrae la grasa y el exceso de piel y músculo de los párpados superiores e inferiores logrando que los ojos luzcan más expresivos. Durante la intervención también se corrigen las antiestéticas bolsas, que también son corregidas durante la intervención, aportando a los pacientes mayor seguridad en sí mismos.
De otro lado, la blefaroplastia amplía el campo de visión al eliminar la flacidez de los párpados superiores. Al dejar de estar «caídos» sobre los ojos, la percepción subjetiva de las personas que se someten a esta cirugía es la de «ver más y mejor».
¿En qué casos está especialmente indicada la blefaroplastia?
Esta intervención está especialmente indicada en personas que presentan un exceso de piel que oscurece el pliegue natural de los párpados superiores. Asimismo, también es la cirugía de referencia si la piel que rodea los ojos tiene una apariencia hinchada, provocando que estos se vean cansados y tristes. De otro lado, gracias al efecto rejuvenecimiento de la blefaroplastia, se puede corregir el exceso de piel y arrugas finas de los párpados inferiores, y cuyo aspecto se asemeja al «papel crepé». Por último, la blefaroplastia es una intervención de gran ayuda cuando la superficie del ojo es demasiado pequeña o no es lo suficientemente lisa para poder maquillarse con normalidad.
Tras la blefaroplastia se puede experimentar una sensación de tirantez, sensibilidad a la luz y visión doble, aunque el dolor suele ser mínimo. Al principio, lo normal es que los párpados estén hinchados y adormecidos durante varios días. El paciente podrá retomar sus actividades cotidianas después de 4 o 5 días de posoperatorio, obteniéndose el aspecto definitivo a partir de la segunda semana después de la cirugía.
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