La nariz es un órgano que demora más que otras partes del cuerpo en cicatrizar y deshincharse.
La rinoplastia de revisión no es simplemente una segunda cirugía en el mismo lugar anatómico, es el procedimiento que se realiza con el objetivo de mejorar el resultado de una rinoplastia previa, y puede estar realizada por cuestiones estéticas, para mejorar la función nasal o ambas.
La complejidad de este procedimiento dependerá en gran parte de las alteraciones existentes que pueden ir desde leves detalles, asimetrías o faltas de definición de la forma y posición de los componentes, hasta desvíos septales persistentes (obstrucción nasal), grandes defectos o ausencia de estructuras nasales por resecciones exageradas con insuficiencia para respirar correctamente.
Los problemas funcionales son muy comunes entre los pacientes que han sido intervenidos previamente, ya que las técnicas antiguas de rinoplastia se centraban en la resección de los componentes de la nariz con la consecuente alteración de la estructura nasal.
Las técnicas modernas priorizan la preservación de la estructura nasal y de la función ventilatoria.
Sea un caso simple de revisión de detalles o un caso complejo para una reconstrucción nasal, siempre se deberá tener como objetivo buscar un resultado estético satisfactorio para el paciente y restablecer la función nasal.
El tejido blando que recubre a la nariz es un factor crucial para poder obtener un resultado deseado. Las pieles gruesas en algunos casos impedirán resultados más definidos y las finas podrían hacer visibles las irregularidades subyacentes.
Generalmente para realizar una rinoplastia de revisión se recomienda esperar doce meses desde la última intervención para permitir la correcta maduración del tejido cicatrizal, salvo excepciones.
Es preferible utilizar un abordaje abierto, con un pequeño corte de incisión en la columela, que es el segmento de la nariz entre los orificios nasales. Esto permite mayor visualización y precisión durante el acto quirúrgico. La anestesia general es lo sugerido para este tipo de intervenciones, que suelen ser de mayor tiempo de duración que en una rinoplastia primaria.
El procedimiento habitualmente es ambulatorio, es decir que el paciente regresa a su domicilio el mismo día de realizada la intervención y, en la mayoría de los casos, no es necesaria la utilización de tapones nasales para evitar la sensación molesta de disconfort posoperatorio.
En otros casos, donde se requieran mínimos cambios y el tiempo estimado de cirugía sea menor, se podrá optar por un abordaje cerrado (sin incisiones visibles) y con sedación anestésica.
La rinoplastia estética y la rinoplastia de revisión permanecen dentro de los procedimientos quirúrgicos cosméticos más frecuentemente solicitados a nivel mundial, sin embargo es fundamental evaluar las motivaciones y expectativas de cada paciente para poder determinar si es factible o no obtener el resultado deseado, según las limitaciones encontradas en el caso.
Es un procedimiento que no está exento de riesgos porque suele existir una lesión tisular dada por la cirugía previa, lo que puede alterar el normal proceso cicatrizal posoperatorio.
Debido a que no existe una técnica única y estandarizada para una cirugía de rinoplastia, cada paciente requerirá realizar un conjunto de maniobras distintas, dependiendo del estado previo de las estructuras anatómicas nasales, para llegar a un resultado estético, armónico y funcional. Por esta razón, recomendamos asesorarse con especialistas en el área nasal, si está pensando en someterse a este tipo de procedimientos.
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